Apenas amanezcas, recuérdate lo siguiente
“Hoy tropezaré con algún entrometido, con algún ingrato, con algún insolente, con algún mentiroso, envidioso o egoísta”.
Esta es una de las recomendaciones que el emperador Marco Aurelio se repetía a sí mismo en su diario cada día, para estar preparado ante todo lo que se encontraría a lo largo de la jornada y saber actuar de la manera más sabia posible.
A menudo pecamos de reactivos, saltando cual resorte ante la mínima ofensa o acontecimiento inesperado, llevándonos a actuar de una manera de la que luego nos arrepentimos, al tomar una mala decisión o dañar a un ser querido.
En cambio, si lo inesperado nos alcanza preparados, el resultado final caerá mucho más a nuestro favor.
Pensemos que cada vez que alguien nos ofende lo hace sin intención de ello, y actúa de esa manera por ignorancia; porque simplemente no lo sabe hacer de otra manera y no porque quiera causarnos mal.
Paremos antes de responder con nuestras palabras o nuestros actos, y tratemos de empatizar realmente con esa persona, tratando de ponernos en su posición y en la situación que le ha podido conducir a actuar así.
Como diría el mismísimo Marco Aurelio;
“No puedo enojarme con mi pariente ni aborrecerle, ya que hemos sido creados para ayudarnos mutuamente, como lo hacen los pies, las manos, los párpados o los dos órdenes de dientes; el superior y el inferior”.
Muestra siempre disposición a ser flexible y reconciliarte prontamente con los que te irriten u ofendan, más aún si son personas a las que amas.
Las personas hemos nacido para ayudarnos unas a otras, así que decide tu rol;
Aguántalas o instrúyelas.
Evita enfadarte con nadie. Mira a todo el mundo con benevolencia y dulzura, y limita tus impulsos a hacer el bien a los demás, porque eso es lo que te toca por naturaleza.
Cuando choques con la insolencia de alguien, recuerda esto al instante:
¿Acaso es posible que deje de haber insolentes en este mundo? Jamás. Acéptalo y emplea tus dones para salvar esa pobre persona de la ignorancia.
De esta manera, empezarás a ser más indulgente con cada caso que te encuentres y cada vez será más difícil que te ofendas.
Es propio de nuestra naturaleza amar incluso a los que nos ofenden. Ten presente que todos formamos parte de una misma unidad y que las personas seguiremos cometiendo siempre los mismos errores, como así nos muestra la historia.
Y recuerda, que…
Son tus juicios y opiniones sobre lo que acontece lo que te hiere, y no lo que ocurre en sí.