Catón “el Viejo” (234-149 aC), importante escritor, político y militar de su tiempo, veía en casi todas las formas de comodidad un camino que no conducía a nada bueno.
A Catón, no le gustaba que las cosas nos fueran fáciles porque temía que así se debilitara la voluntad del individuo, y en consecuencia, la sociedad.
En nuestros días, el mundo nunca ha sido tan rico como ahora, y a su vez, nunca ha estado tan endeudado. La historia revela que cuanto más ricos somos más difícil nos es vivir de acuerdo con nuestras posibilidades, pues…
… nos cuesta más gestionar la abundancia que la escasez.
… rendimos peor en la comodidad que en la incomodidad.
Se dice, que los mejores caballos pierden cuando compiten con otros más lentos y que ganan con rivales de su altura.
Esta hormesis inversa, la podemos encontrar en las personas cuando por ejemplo, en un partido de fútbol entre el líder de la liga y el colista, este último, que carece de la confianza de la afición, es empujado por el temor y la motivación a no ser ridiculizados por el líder, y ante todo pronóstico, acaba venciéndole.
La ausencia de retos, de presión, temor o situaciones incómodas, perjudica incluso a los mejores.
Este hecho se refuerza con postulados como la ley de Parkinson (1957), donde se expone que “un trabajo se expandirá hasta alcanzar el límite de tiempo disponible para realizarlo”.
¿Cuántas veces has acabado estudiando un examen la noche de antes? ¿O finalizando una tarea horas o minutos antes de su entrega?
Esta mala gestión del tiempo en la mayoría de nosotros, es una manifestación más acerca de la necesidad de estresores para rendir. Parece que necesitamos sentir esa presión o exigencia para dar nuestro mejor. Y situaciones como las mencionadas, nos permiten ver que éramos capaces de desempeñar nuestra labor en mucho menos tiempo del que se nos concedió.
Vivir entre toda la abundancia y comodidad del mundo desarrollado conduce a que la mayoría de las personas acaben desperdiciando su tiempo libre al ser inundados por la pereza y la desmotivación.
Estamos creando una sociedad cada vez más permisiva y menos exigente, lo que desemboca en personas aburridas, deprimidas, enfermas como producto de los excesos, y muy manipulables.
¿Estás cansado después de un día de trabajo? Deja de pensar en la tele y el sofá y regálate un buen entrenamiento.
¿Te da vergüenza hablar con esa persona? Ya estás tardando en saludarla.
¿Quieres sacar adelante un proyecto? Date menos tiempo del que crees necesario para realizarlo y ponte en marcha.
¿Te da miedo exponer tus ideas en público? Comienza a compartirlas con la primera persona que encuentres.
Identifica tus miedos y las situaciones que te producen incomodidad y acostúmbrate a ir hacia ellas.
Adoptar este hábito como forma de vida será una de las decisiones de las que más te alegrarás de haber tomado, y de la que más te arrepentirás de no haber comenzado antes.