Virtudes cardinales, virtudes morales, teologales, virtudes cardinales de Platón, de Sócrates… , virtudes del estoicismo, del cristianismo… Menudo lío
¿De dónde surgió todo esto?¿Qué tienen en común? Y sobre todo, ¿qué utilidad tiene conocerlas? ¿Y para qué es importante?

Las Virtudes Cardinales, pintura de Rafael Sanzio, en una de las “Estancias de Rafael”, en el Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano.
¿Qué son las virtudes cardinales o virtudes morales? ¿De dónde vienen?
Las virtudes cardinales, también conocidas como virtudes morales, son pieza angular de diferentes filosofías como platónicos, peripatéticos, estoicos o epicúreos, así como de poderosas religiones posteriores como el cristianismo, muy influidas por estas filosofías.
Estas virtudes cardinales o morales, pretenden ser una guía para nuestro comportamiento, facilitando las relaciones humanas y la vida en sociedad.
Platón, el mismo que las puso en el mapa, afirmaba que:
“Estas virtudes forman al ciudadano relevante, útil y perfecto“.
Desde su origen, se les proporcionaba tanta importancia a estas cuatro virtudes, que por ello se les denominó “cardinales”, al proceder del término latino “cardo”, que se puede traducir como “principal” o “fundamental”.
En definitiva, son las virtudes que constituyen a una buena persona; a una persona ejemplar.
Las virtudes cardinales son cuatro virtudes morales de conducta que Platón (427-347 aC) recogió de su maestro Sócrates, quien como no dejó nada escrito, se le acaban atribuyendo en muchas ocasiones al primero.
No obstante, que fueran solo cuatro, no significa que no hubiera más virtudes de cultivar. Seleccionaron cuatro para tener un esquema de juego que recordar fácilmente, y que a la vez representara e incluyera a todas las demás.
Estas cuatro virtudes cardinales o morales estaban tan bien pensadas que ejercieron gran influencia sobre el pensamiento posterior de filosofías como el estoicismo y poderosas religiones como el cristianismo.
Son las siguientes:
- Prudencia (del griego φρόνησις, en transliteración phrónēsis)
- Templanza(del griego σωφροσύνη, en transliteración sōphrosýnē)
- Fortaleza (del griego ανδρεία, en transliteración andreía)
- Justicia (del griego δικαιοσύνη, en transliteración dikaiosýnē)
Siendo la primera de ellas; la prudencia, la más importante y que guía las otras tres.
Las 4 virtudes estoicas
En el estoicismo, se consideran como las 4 virtudes cardinales la sabiduría, la templanza, el coraje y la justicia. Si, como puedes apreciar, los estoicos sustituyeron la prudencia de Sócrates por sabiduría, que al contrario, se mantiene en las 7 virtudes cardinales del cristianismo, a las que les dedicaremos otro podcast.
Para algunos estoicos, como por ejemplo, los que fueron consejeros del emperador romano Octavio Augusto en el siglo I aC; Atenodoro Cananita y Ario Didimo, no había nada mejor que estas cuatro virtudes.
Para Ario;
“Todo lo que es malvado carece de ellas, y todo lo que es bueno las contiene. Todo lo demás es indiferente o irrelevante”.
Estas 4 virtudes marcaban tanto la vida de personajes ilustres como la del propio emperador Marco Aurelio (121-185 dC), que plasmaba en la siguiente cita, el importante rol que jugaban en su día a día:
“Si alguna vez encuentras algo mejor que la justicia, la honestidad, el autocontrol, el coraje… Si encuentras algo mejor que eso, abrázalo sin reservas”.
No obstante, ahora que ya sabemos cuáles son y la gran importancia que tienen, entendámoslas un poco mejor:
SABIDURÍA
Según Ario Didimo, la sabiduría es el conocimiento de lo que debe hacerse y lo que no. De lo que está bien y lo que no. De lo que debemos hacer y lo que no.
Dentro de la sabiduría encontramos otras muchas cualidades virtuosas como la congruencia, la circunspección, la perspicacia, la sensatez o la ingenuidad.
Para el mismo Ario era una cuestión de blanco o negro; o te comportas bien o te comportas mal, no hay término medio. En sus lecciones al emperador Octavio Augusto, para resaltar la dualidad entre lo que está bien de lo que no, escribía:
“Solo hay dos tipos de personas en este mundo; locos y sabios, o los que merecen la pena y los que no”.
FORTALEZA
La fortaleza, entendida también como coraje o valor es la capacidad para afrontar los embates de las ofensas, eventos inesperados y deseos, para a pesar de ello, continuar actuando con sabiduría de acuerdo a nuestro deber y lo que es correcto. A fin de cuentas; como nos marca la sabiduría.
Incluye la perseverancia, la intrepidez, la diligencia o la proactividad.
Bruce Lee lo ilustraba muy bien en su cita:
“No pidas una vida fácil, pide el coraje para superar una difícil”.
TEMPLANZA
La templanza, moderación o autocontrol es la capacidad para controlar nuestros deseos e impulsos en cada ámbito de la vida para no dejarnos llevar por los excesos y continuar actuando con sabiduría haciendo lo que debemos hacer y es correcto.
El orden, la modestia y el desarrollo continuo forman parte de esta cualidad, así como la piedad, la amabilidad o el compañerismo.
JUSTICIA
La justicia para Sócrates y los estoicos, no van tan enfocada a las leyes y la política.
Guarda más relación con tratar a los otros seres humanos con amabilidad, dignidad y ecuanimidad.
Se trata de proporcionar a cada uno lo que nos dicta la sabiduría y nuestro deber.
En resumen…
Desde la perspectiva estoica, podríamos sintetizar estas cuatro virtudes cardinales para ser buenas personas y ciudadanos útiles y ejemplares de la siguiente manera:
La sabiduría como la capacidad para discernir entre lo que debemos y no debemos hacer en cada momento.
La templanza o autocontrol como la capacidad para ser capaces actuar con sabiduría a pesar de nuestros deseos o impulsos. Esto guarda especial utilidad cuando una de nuestras adicciones comienza a llamar a la puerta: ese dulce que sobra, esa compra que no necesito, ese posponer el despertador, ese vaguear en el trabajo o en los estudios, ese perder los papeles al volante… En fin, ya sabes a qué me refiero.
El coraje o fortaleza, muy relacionado con la virtud anterior, se resumiría como la capacidad para resistir ante estos deseos o impulsos que acabamos de mencionar, así como ante las ofensas o los eventos inesperados de la vida, como la pérdida de un ser querido, y continuar guiando nuestros actos con sabiduría.
Y la justicia, que podríamos sintetizar como la capacidad para tratar a cada persona como se debe, guiados por la sabiduría.
Algo crucial: “O las llevas todas a cabo, o no llevas a cabo ninguna”.
Y antes de terminar, no podemos dejar escapar un rasgo crucial en el concepto estoico (y socrático) de la virtud; que las diferentes virtudes no se pueden practicar de manera independiente;
O las llevas todas a cabo, o no llevas a cabo ninguna.
Para los socráticos y estoicos, no se podía ser desmedido y tener fortaleza a la vez,
Si un soldado había demostrado valor en batalla y aun así bebía en exceso de manera habitual o mostraba un mal carácter, para los estoicos dicha persona no sería virtuosa porque aunque fuera valiente en la batalla, no mostraba ni sabiduría al beber, ni templanza al pasarse con la cerveza o gestionar su mal carácter, lo que posiblemente le hiciera excederse en la batalla también, pues;
Como haces una cosa, haces todas.
La virtud es un paquete de todo o nada.
Nadie ha dicho que la filosofía estoica no sea exigente.
Gracias un día más por estar ahí, y formar parte de esto. Recordarte, que puedes suscribirte en agustinblanco.com para no perderte ninguna publicación y recibir cada sábado los mejores aprendizajes de la semana.
#CONOCEPARASERLIBRE